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¡Fútbol en Crisis!: El Peligro de Ser Árbitro

Según la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), se producen más de 100 agresiones a los árbitros anualmente, y más del 10% de estas agresiones son contra árbitros menores de edad.

En un fin de semana como siempre, me asignaron el arbitraje de un partido entre equipos modestos que, en principio, sería similar a todos los que había dirigido durante mi carrera como árbitro. Desde la temporada anterior, al ser menor de edad, debía usar un brazalete que me identificaba como tal antes de salir a dirigir el partido.

El encuentro comenzó con normalidad, como la mayoría de los partidos de esta categoría. Sin embargo, cerca de la mitad de la primera parte, empecé a escuchar gritos provenientes de la grada por parte de algunos aficionados. Al principio, eran los típicos comentarios que cualquier árbitro debe tolerar, como: «¡Árbitro, no ves ni una!». Pero, con cada minuto que pasaba, los gritos comenzaron a escalar. Pasaron de simples quejas a insultos graves y, finalmente, se convirtieron en amenazas dirigidas hacia mí. En esta situación, tuve que activar uno de los protocolos establecidos por la RFEF, de los cuales hablaré más adelante.

El Comité Técnico de Árbitros (CTA) ha emitido un comunicado oficial, con el lema “¡Sin árbitros no hay fútbol!, en el que hace un llamado a todas las partes implicadas en un partido para trabajar de manera conjunta en la erradicación de la violencia contra los árbitros. Sin embargo, no siempre todos están dispuestos a colaborar o a implementar medidas efectivas en estas situaciones.

Este caso es un claro ejemplo de una problemática persistente en el fútbol: la violencia en el deporte, un fenómeno que afecta tanto a jugadores, árbitros como aficionados.

En este artículo, se abordarán las causas de la violencia contra los árbitros en el fútbol, sus consecuencias, y las estrategias más efectivas para combatirla, con el propósito de garantizar la seguridad, el bienestar y el buen desarrollo del deporte para todos los involucrados.

arbitro

1. Tipos de violencia contra los árbitros.

En el fútbol se puede distinguir tres tipos de violencia contra los árbitros: agresiones físicas, las verbales y por último psicológicas. Los tres tipos de violencia no solo afectan a los árbitros profesionales, sino que tienen un impacto preocupante en árbitros menores de edad que generalmente dirigen los partidos de fútbol base.

1.Violencia Psicológica: Es la más aplicada a los árbitros menores, por parte de los padres y algún entrenador. Consiste en presiones, menosprecio, intimidación y actitudes que buscan desestabilizar emocionalmente al árbitro. Los efectos de la violencia psicológica pueden ser profundos, generando desde desinterés y el deseo de abandonar el arbitraje hasta traumas más complejos, como el miedo escénico o el estrés postraumático​.

2.Violencia Física: Incluye empujones, golpes, o cualquier acción que implique contacto físico con intención de causar daño. Aunque era menos frecuente que la violencia verbal, en los últimos tiempos, se ha observado un incremento de agresiones físicas por parte de padres o entrenadores hacia los árbitros menores en partidos de fútbol base.

3.Violencia Verbal: Insultos, gritos y amenazas dirigidos hacia el árbitro. Este tipo de violencia es el más común en todas las categorías del fútbol y suele provenir de jugadores, técnicos y, especialmente, espectadores. Aunque los árbitros tienen la autoridad para expulsar a jugadores y técnicos que se comportan de manera agresiva, los espectadores suelen ir por otra parte. Ya que si un comportamiento agresivo por parte de estos últimos no se considera una amenaza directa o un insulto grave, los árbitros deben soportarlo.

2. Causas de la violencia contra los árbitros.

1.Presión y frustración por los resultados deportivos:

Es una de las causas más importantes de la violencia contra los árbitros en el fútbol. Esta situación ocurre porque los árbitros se convierten en el blanco de la ira de jugadores, entrenadores y aficionados cuando los resultados no son los esperados o las decisiones arbitrales son percibidas como injustas, incluso si estas son imparciales.

2. Influencia de la pasión y el fanatismo:

El fútbol y otros deportes generan pasiones extremas en los aficionados. Esta pasión puede transformarse en fanatismo, lo que aumenta la probabilidad de conflictos. Algunos seguidores identifican al árbitro como el enemigo principal, especialmente cuando una decisión afecta directamente a su equipo.

3.Desconocimiento del rol del árbitro:

El desconocimiento del rol del árbitro es otra de las principales causas de la violencia contra estos profesionales en el fútbol. Muchas personas no comprenden las exigencias, responsabilidades y desafíos que enfrenta un árbitro durante un partido, como tomar decisiones rápidas, mantener la imparcialidad bajo presión constante y aplicar las reglas de manera equitativa. Este desconocimiento fomenta la desconfianza hacia los árbitros y puede generar agresividad, especialmente cuando sus decisiones son impopulares entre jugadores, técnicos o aficionados.

4. Consumo de alcohol y drogas:

El consumo de alcohol y drogas es otra causa más de violencia contra los árbitros de fútbol. Estas sustancias alteran el comportamiento, disminuyen el autocontrol y aumentan la agresividad, lo que puede desembocar en agresiones físicas y verbales contra los árbitros durante los partidos.

3. Consecuencias de la violencia contra los árbitros.

1. Impacto físico y psicológico en los árbitros

Lesiones físicas: Las agresiones físicas, que incluyen golpes, empujones u otras formas de violencia, pueden causar lesiones graves que afectan la salud y la integridad física de los árbitros.

Secuelas psicológicas: Incluso cuando la agresión no es física, el impacto emocional puede ser profundo. Los árbitros pueden sufrir ansiedad, estrés postraumático y una sensación constante de vulnerabilidad, lo que puede afectar su desempeño profesional y calidad de vida.

2. Aislamiento y abandono de la profesión
3. Desincentivo para continuar:

Muchos árbitros, especialmente aquellos que están empezando en el deporte, pueden sentirse amenazados o incapaces de afrontar la violencia constante. Esto puede llevarlos a abandonar su carrera como árbitros, lo que afecta el número de profesionales disponibles para cubrir partidos.

Escasa motivación: El temor y la falta de apoyo pueden minar la motivación de los árbitros para continuar desempeñando su rol con profesionalismo, afectando la calidad del arbitraje.

4. Daño a la imagen del deporte

– La violencia contra los árbitros afecta la percepción social del deporte, enviando un mensaje negativo a jóvenes y nuevos aficionados que ven en estos actos un ejemplo de comportamiento.

– El deporte debería ser una herramienta para la inclusión, la educación y el respeto, pero la violencia socava estos valores fundamentales.

árbitro

4. Posibles soluciones contra estas agresiones.

Las soluciones que se presentan a continuación son las que deben ser adoptadas tanto por los árbitros como por los entrenadores y los aficionados durante el partido, una vez que se ha producido una agresión. Sin embargo, también existen soluciones generales que cada persona debe cumplir. Estas son las siguientes:

En el ámbito del fútbol, y en particular del fútbol base, es fundamental mostrar respeto hacia los árbitros, ya que tanto ellos como los jugadores están allí para aprender. Además, aunque parezca evidente, en muchos casos no se cumple: es imprescindible ser responsables y evitar el consumo de alcohol o drogas, no solo antes del partido, sino también durante y después del mismo. Cabe recordar que todos los campos municipales cuentan con normas que prohíben fumar en las instalaciones, aunque estas no siempre se respetan.

1. Solución para los árbitros

Una de las charlas más comunes en todas las delegaciones es sobre cómo actuar ante las agresiones del público, por lo que cada árbitro conoce una serie de protocolos que deben activarse dependiendo de la situación. Según la RFEF, podemos distinguir tres tipos de situaciones: lanzamiento de objetos, pirotecnia, bengalas y botes de humo, y por último, los actos violentos racistas, xenófobos o intolerantes. Realmente, para todas estas situaciones, el procedimiento es el mismo, aunque durante la redacción del acta cambiaría el nombre de cada uno de los protocolos.

El procedimiento es bastante fácil: el colegiado debe valorar el grado de peligro y, si es necesario, activar uno de los protocolos, siguiendo tres pasos:

Avisar al delegado del campo. En este caso, el delegado debería ir a la grada, o si se trata de los partidos de las categorías más altas, avisar por la megafonía que cesen esos tipos de ataques.

Suspender temporalmente el partido. Si el primer paso no sirvió de mucho y los ataques no cesaron, se debe activar el segundo paso, que consiste en parar el partido, hablar con los capitanes y explicarles la situación para que llamen a todo el equipo al vestuario, donde permanecerán durante un tiempo determinado, después del cual se volverá a salir al campo.

Suspender el partido definitivamente. Este paso solo se activa cuando los dos anteriores fueron activados pero sin éxito. El árbitro vuelve a llamar a los capitanes y les explica lo que sucede, por lo que debe suspender el partido.

Todo lo que se produjo en el terreno de juego debe ir en el acta. Si se activa uno de los protocolos, se debe indicar para que las federaciones tomen acciones contra el club o los aficionados. Además, no hay que olvidarse de lo siguiente: si se llega a escuchar una amenaza, como “Te voy a esperar al acabar el partido”, se debe llamar a la policía.

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2. Solución para los jugadores y entrenadores

Tanto los entrenadores como los jugadores deben colaborar con los colegiados. Los delegados y los entrenadores deben hacer caso a todas las indicaciones del árbitro y ser los responsables, en caso de alguna agresión, de acompañarlo a su vestuario y, si es necesario, llamar a la policía. También son responsables de hablar con el público para que este se tranquilice. Por su parte, los jugadores también influyen bastante en el público, por lo que, en estos casos, deberían ayudar a calmar a la grada.

3. Solución para los aficionados

Aunque parezca que no, los aficionados también pueden ayudar a que el partido transcurra sin ningún tipo de problema. Ya que, no todos los aficionados se comportan de manera agresiva hacia los colegiados. Sin embargo, en los casos de insultos y amenazas, pocos acuden al rescate para tranquilizar a la persona infractora de las normas. En estos casos, los aficionados pueden hacer dos cosas:

1.Cuando se activa el primer paso de alguno de los protocolos, intentar calmar a la persona que generó la agresión.

2.Si, después de calmarla, esa persona sigue amenazando o insultando, y en el caso de los menores aún más, llamar a la policía.

5. Conclusión.

En conclusión, hay que mantener el respeto hacia los árbitros, ya que también son personas, no robots, y pueden equivocarse. Solo hay que pensar antes de actuar y reflexionar sobre qué pasaría si, en lugar de esta persona, estuviera un familiar o amigo.

Además, quiero destacar que todo tipo de violencia en cualquier deporte pone en peligro los valores que este representa, provocando que las futuras generaciones pierdan el interés por participar, simplemente por el miedo a convertirse en posibles víctimas. En este caso, la violencia contra los árbitros no solo afecta a los colegiados, sino a todo el fútbol en su conjunto.

Para erradicar las agresiones en el terreno de juego, todos debemos colaborar. Los jugadores deben darlo todo durante el partido, los árbitros deben juzgar con la máxima imparcialidad, y los aficionados deben disfrutar de un deporte tan bonito como el fútbol en un ambiente de respeto.

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Artículo de Levon Mkrtychyan

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